domingo, 3 de mayo de 2009

La opinión de una futura profesional

Edward Bernays pasó muchos años de vida luchando por la reglamentación de la vocación de las relaciones pública. Él vio a Puerto Rico como un país que podía servir de ejemplo a muchos estados para motivar el que se continuara la regulación. Aunque Bernays no puedo vivir para ver cual seria el resultado de su lucha, hoy Puerto Rico está un paso más adelantado que muchos otros piases en el proceso de la regulación.

Como estudiante y futura profesional en el área de las relaciones públicas, creo que la reglamentación es necesaria para llevar al nivel profesional esta vocación. El tener un código de profesión mutuo es imprescindible para que los relacionistas profesionales mantengan la ética en todo lo que hagan. Además, es una excelente forma de mantener un grupo de profesionales, educados con los últimos avances de la profesión.
En cierta ocasión Bernays muy bien describió que las palabras “relaciones públicas”, lamentablemente, son parte del dominio público. Por eso, cualquier persona hoy día puede llamarse relacionista público. Esto se debe en gran medida a la falta de respeto que por muchos años se le dio a la profesión. Sin embargo, mientras curso mis estudios en esta área académica, creo fielmente que esta tendencia ha ido cambiando. Creo que las relaciones públicas se han ganado un mayor respeto de sectores de la industria privada y gubernamental. La reglamentación llevaría la vocación a ese nivel máximo de profesión, como lo es la abogacía y medicina.

Me siento muy orgullosa de que Puerto Rico ya ha comenzado el proceso de reglamentación. Esta Isla de 4 millones de habitantes está mucho más adelantada que muchos estados de Norte América. Realmente espero que podamos proseguir a esa meta final, la de regular la vocación en la Isla. Espero que esta generación de futuros estudiantes que se levantan, puedan beneficiarse del arduo trabajo que personas como Bernays pasaron para que ellos puedan ser parte de una profesión digna y ética. Espero que en un futuro no lejano, podamos disfrutar de saber que todos los relacionistas públicos somos “licenciados”.

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